2.5.- Tipología y clasificación
Antes de entrar en la clasificación tipológica, sería interesante hacer una breve explicación de cómo considera la medicina las crisis epilépticas. Las crisis pueden clasificarse como:
Crisis parcial: aquellas en las que las manifestaciones clínicas y electroencefalográficas responden a la activación de un área cerebral determinada.
Crisis generalizada: Las manifestaciones clínicas responden a la activación de ambos hemisferios cerebrales.
Crisis simple: cuando durante la crisis se conserva el nivel de consciencia.
Crisis compleja: cuando existe alteración del nivel de conciencia.
Clasificación internacional de las crisis epilépticas (Epilepsia, 1981;22:489‑501)
CRISIS GENERALIZADAS
Ausencias
Ausencias típicas
Ausencias atipicas
Crisis mioclónicas
Crisis clónicas
Crisis tónicas
Crisis tónico‑clónicas
Crisis atónicas
CRISIS PARCIALES O FOCALES
Crisis parciales simples:
• Con semiología motora
• Con semiología somato‑sensorial
• Con semiología vegetativa
• Con semiología psíquica
Crisis parciales complejas
• Con inicio parcial simple, seguido de alteraciones de la conciencia y/o automatismos
• Con alteración inicial de la conciencia acompañada o no de automatismos
Crisis parciales secundariamente generalizadas
• Parciales simples secundariamente generalizadas
• Parciales complejas secundariamente generalizadas
• Parciales simples con evolución a parciales complejas y posteriormente generalizadas
CRISIS NO CLASIFICADAS
Clasificación internacional de las epilepsias (Epilepsia 1989;30:389‑399)
1. Epilepsias y síndromes epilépticos relacionados con la localización (focal, local, parcial)
a. Idiopáticas (relacionadas con la edad de comienzo)
i. Epilepsia infantil benigna con paroxismos centrotemporales
ii. Epilepsia infantil benigna con paroxismos occipitales
iii. Epilepsia primaria de la lectura
b. Sintomáticas
i. Epilepsia parcial continua crónica y progresiva (S. de Kojewnikow y S. de Rasmussen)
ii. Síndromes con modalidades específicas de provocación (ELI, TV, formas geométricas, estímulo sobresalto o sorpresa, fatiga, pubertad, etc.)
c. Criptogenéticas (presumiblemente sintomáticas pero de causa desconocida)
2. Epilepsias y síndromes epilépticos generalizados
a. Idiopáticas (relacionadas con la edad de comienzo, ordenadas según edades)
i. Convulsiones neonatales familiares benignas
ii. Convulsiones neonatales benignas
iii. Epilepsia mioclónica benigna de la infancia
¡v. Epilepsia con ausencias de la infancia
v. Epilepsia juvenil con ausencias
vi. Epilepsia mioclónica juvenil
vi¡. Epilepsia con crisis generalizadas tónico‑clónicas del despertar
vi¡¡. Otras epilepsias generalizadas idiopáticas no definidas previamente
ix. Epilepsias con crisis provocadas por estímulos específicos (reflejas/ lectura)
b. Criptogenéticas o sintomáticas (por orden de edades)
i. Síndrome de West
ii. Síndrome de Lennox‑Gastaut
iii. Epilepsia con crisis astatomioclónicas
¡v. Epilepsia con ausencias mioclónicas
c. Sintomáticas
i. Sin etiología específica
1. Encefalopatía mioclónica precoz
2. Encefalopatía mioclónica precoz infantil con brote‑supresión
3. Otras epilepsias sintomáticas generalizadas no definidas previamente
ii. Etiologías/Síndromes específicos
1. Malformaciones cerebrales
2. Errores congénitos del metabolismo incluyendo dependencia de la piridoxina y otras alteraciones con epilepsia mioclónica progresiva como modo de presentación
3. Epilepsias y síndromes indeterminados, tanto focales como generalizados
a. Con crisis focales y generalizadas
i. Crisis neonatales
ii. Epilepsia mioclónica grave de la infancia
iii. Epilepsia con punta‑onda lenta continua durante el sueño
¡v. Afasia epiléptica adquirida (síndrome de Landau‑Kleffner)
iv. Otras epilepsias indeterminadas no definidas previamente
b. Sin características inequívocas generalizadas o focales
4. Síndromes especiales
a. Crisis relacionadas con situaciones especiales
i. Convulsiones febriles
ii. Crisis aisladas o estado de mal epiléptico aislado
iii. Crisis provocadas por factores metabólicos o tóxicos agudos tales como alcohol, drogas, eclampsia o hiperglucernia no cetósica. (1)
2.6.- Diagnóstico
2.6.1.- Anamnesis
La transitoriedad de los síntomas va a hacer difícil la observación del evento y, en consecuencia, obligará a una anamnesis intensiva dirigida tanto al propio paciente como a los eventuales testigos del mismo.
En la anamnesis del paciente será de gran utilidad saber, en primer lugar, si la crisis ha sido advertida completamente por el paciente o si ha advertido algún síntoma antes de la pérdida de conocimiento, hecho que nos debe hacer pensar en una crisis generalizada o parcial compleja de inicio parcial simple o en una crisis de tipo no epiléptico como el síncope, la hipoglucemia o las crisis por hiperventilación. En el caso de un inicio brusco puede ser de interés conocer datos como las mialgias, la cefalea o la mordedura de la lengua que orientarán el cuadro hacia un origen epiléptico.
En la anamnesis a los eventuales testigos, la presencia de movimientos anormales con componente tónico y/o clónico y una confusión postcrítica permiten un rápido diagnóstico de una crisis generalizada que no siempre va a ser, sin embargo, una expresión clínica de la epilepsia.
Cuando las crisis son menos llamativas, el interrogatorio debe dirigirse a averiguar la presencia de datos que sugieran una crisis parcial compleja: el estado de inactividad con mirada ausente, los automatismos oroalimentarios, gestuales o reactivos y la confusión postcrítica.(2)
La sintomatología es variada y distinta, aunque podemos entresacar algunos de los síntomas esenciales y característicos de la epilepsia.
2.6.2.1.- Mordeduras
La mordedura de la lengua no siempre aparece como síntoma característico, pero el hecho de que la mordedura se produzca en el borde lateral de la lengua (y no en la punta de la misma) es un signo formal, aunque –repetimos- inconstante.
2.6.2.2.- Aura
Ha sido definida como “sensación de una especie de vapor que parece emanar del tronco y de los miembros antes de la eclosión de los ataques de Epilepsia y de Histeria”. A juicio de la Liga Francesa contra la Epilepsia, debería ser considerada mejor como el conjunto de todas las sensaciones experimentadas por el paciente inmediatamente antes de que se produzca la pérdida de conciencia epiléptica de la que representa en cierta manera el aviso.
2.6.2.3.- Micción
En el curso de una pérdida de conciencia únicamente refleja la profundidad de la misma y carece de valor diagnóstico. La aparición de una micción en el curso de Pequeño Mal hace prever dificultades terapéuticas.
2.6.2.4.- Convulsiones
Tal y como se ha visto en la clasificación, las convulsiones pueden ser de dos tipo: mioclónicas o tónicas. Las primeras serían espasmódicas, mientras que las segundas serían las que hacen flexionar o extender el tronco y las piernas a posiciones anormales. El hecho de que aparezcan convulsiones no nos hace situarnos ante un ataque epiléptico, dado que hay tipos de epilepsia en que éstas no se producen: por ejemplo, en el Pequeño Mal o en las ausencias.
Es más, para que estas convulsiones tengan un valor diferencial deberán ser rítmicas, dado que hay otras enfermedades –como el síncope vasovagal clásico o síncope reflejo- que producen convulsiones arrítmicas sin tener nada que ver con la epilepsia.
2.6.2.5.- Confusión
En general es uno de los síntomas que acompaña a la epilepsia: tanto antes de sobrevenir el ataque como cuando el sujeto intenta recuperar su espacio en el mundo. Esta confusión viene acompañada por síntomas como enrojecimiento y calor, mientras que en los otros casos –como en el síncope reflejo- se acompaña de palidez y transpiración.
(1) La descripción de cada uno de los elementos de la clasificación excedería los límites de este simple trabajo reduciendo en exceso el contenido homeopático que creemos más importante. Para más información ver Martínez, N., Anciones Rodríguez, B., “Epidemiología de la epilepsia: epidemiología”. En Varios, Epilepsia, Madrid, Ergon, 2003, 702 pags.
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