jueves, 23 de diciembre de 2010

Homeopatía, Agravaciones y Antídotos

Como ya he explicado en otras ocasiones, la Homeopatía utiliza sustancias bien de origen vegetal, animal o mineral que generan patologías o síntomas patológicos. Las indicaciones terapéuticas se extraen precisamente de esos síntomas patológicos que producen y es por ello que cualquier homeópata debe ser cuidadoso a la hora de prescribir medicaciones homeopáticas.
Por otra parte, dentro de la doctrina homeopática, es decir, de la forma de utilizar terapéuticamente la homeopatía, se habla de dos conceptos: la agravación medicamentosa y la agravación homeopática.
El concepto de agravación no es más que el hecho de que los síntomas que presenta el paciente se hacen más agudos y marcados, con la natural preocupación de quien los padece. Esta agravación o agudización de los síntomas puede venir provocada por un exceso en la dosis del medicamento homeopático, lo que provocará una agudización de ciertos síntomas y la aparición de otros que el paciente no tenía (los correspondientes al medicamento); o bien puede venir provocada por la reacción del organismo del paciente al ingerir una medicina que “reactiva” los síntomas principales que padece (agravación homeopática). En cualquiera de los dos casos hay algo evidente: dicha agravación es un gran aviso para el homeópata y un cierto temor para el confiado paciente.
El Dr. Kent en su libro Filosofía Homeopática ya daba las primeras indicaciones sobre este tema tan importante y sentaba las bases de cómo actuar en estos casos para que sus colegas pudieran extraer información importante sobre el caso, pero sobre todo para que evitaran padecimientos inútiles a sus pacientes.
Pero el Dr. Luc de Schepper (Hahnemann Revisited) es quizás el que lo explica en un lenguaje más claro y llano, cargado de experiencia y de sabiduría. Explica los dos tipos de agravaciones:

1.- La que produce la agravación de síntomas similares (esto es, los que el enfermo ya poseía). Es  decir, los síntomas ya estaban presentes, pero se produce una intensificación de los mismos. “Esta situación es una señal de que el remedio es el correcto, pero ha sido dado en una dosis superior a la necesaria, repetida con demasiada frecuencia o vuelta a administrar cuando todavía no era necesaria”, dice De Schepper. Realmente es una señal de que el remedio fue correcto pero la administración o dosificación del mismo fue errónea. Lo realmente difícil será explicarle al paciente lo que está pasando y las medidas que tomaremos para solucionar esta situación.
2.- La que produce la aparición de síntomas diferentes (es decir, el paciente no los padecía y surgen a partir de la toma del medicamento). “Este tipo de agravación necesita inmediatamente una corrección porque indica que el medicamento prescrito es erróneo y ha producido nuevos síntomas que el paciente nunca padeció”.
Para evitar una agravación de los síntomas similares, lo más indicado sería empezar –en el caso de enfermedades crónicas- con diluciones bajas, de tal modo que, si hubiera agravación, fuera de corta duración y de carácter suave.
Si la agravación ya está presente, lo más indicado es tomar de nuevo el caso, incluyendo los nuevos síntomas, y dar una dosis en dilución más baja que la que produjo la agravación. También es posible prescribir “el antídoto” del primer medicamento. Para ello, contamos en nuestras materia médicas homeopáticas con una sección –generalmente al final de los síntomas del medicamento- donde aparecen los antídotos, los complementarios y los que siguen bien. Para ello, se escogen los síntomas que se han agravado, se cotejan con los remedios que figuran como antídotos y se le prescribe al paciente en una  “única” dosis baja (6CH). Los síntomas irán desapareciendo y entonces se deberá continuar el tratamiento con el primer medicamento en una dinamización menor o con una repetición menor que la que se utilizó la primera vez.
Por ejemplo, tuve un caso en que al paciente su homeópata le dio durante mucho tiempo SEPIA. Pasado un tiempo, la paciente presentaba síntomas de tipo digestivo que correspondían a una agravación medicamentosa. La solución fue utilizar una sola dosis de ANTIMONIUM CRUDUM 6CH. Los síntomas de la agravación fueron desapareciendo suavemente y permanentemente.
Otro caso que tuve fue con PHOSPHORUS en un caso con problemas respiratorios. La solución fue tan simple como darle el mismo medicamento a una dilución 6CH y diluida en un vaso de agua. Los síntomas fueron desapareciendo igualmente de forma suave.
En el caso de que la agravación sea del segundo tipo, es decir, que los síntomas que aparezcan el paciente no los haya tenido nunca, entonces es evidente que el medicamento ha producido patogenesia.
Hay tres posibilidades:
a) Si no es una situación peligrosa, los síntomas irán desapareciendo poco a poco. Una vez que se haya restablecido la situación anterior a la agravación, se deberá retomar el caso, seleccionar el medicamento adecuado y prescribirlo en una potencia más baja.
b) Si es una situación peligrosa, hay que antidotar inmediatamente al paciente hasta recuperar la situación anterior a la agravación. A partir de ahí, habrá que retomar el caso y prescribir el remedio adecuado.
c) Si no es una situación peligrosa pero los síntomas son persistentes, entonces se deberá retomar el caso valorando los síntomas producidos por el medicamento junto con los síntomas que el paciente ya tenía. Esta selección más amplia corregirá el problema y regularizará la Fuerza Vital.
Una vez explicado todo esto, lo más importante es no perder la comunicación con el paciente ni dejarlo de lado por nuestras circunstancias personales en mitad de un tratamiento. El paciente confía en nosotros y debemos dar gran valor a esa confianza. Nadie está libre de cometer un error y muchas veces –más de las que se piensan- la selección del remedio adecuado a los síntomas del caso no es nada fácil ni clara. En estos casos es mejor buscar un modo de que el paciente comunique con el terapeuta para poder estar en todo momento seguro de que no haremos daño innecesario o provocaremos secuelas indeseables.
Por mi parte, siempre que empezamos un tratamiento, propongo una duración del mismo, pero solicito del paciente que comunique conmigo cuando pasen una semana, diez o quince días –según sea la repetición y la dinamización que haya prescrito-. Esto me obliga a llevar en la cabeza más casos de los que desearía, pero también me ayuda a dormir con la tranquilidad de que nada de cuanto hago puede perjudicar al paciente.
Bibliografía
Mario Draiman. en Tratado de Doctrina Médica Homeopática. Buenos Aires, AMHA, 1994
De Schepper, Luc. Hahnemann Revisited. Santa Fe, Full of Life Publishing, 2001
J.T. Kent. Filosofía Homeopática. Madrid, Bailly-Bailliere, 1926

viernes, 3 de diciembre de 2010

Homeopatía y escepticismo (I): Escepticismo científico

Qué sería de mí sin ti
[…]
Qué sería del perro
sin gatos y sin pulgas;
de la flor sin estiércol,
del agua sin la sed.
Joan Manuel Serrat

Con motivo de la creación de una cátedra de Homeopatía en la Universidad de Zaragoza, financiada por los Laboratorios Boiron –multinacional farmacéutica homeopática- se ha levantado de nuevo con marcada acritud y furor una corriente crítica con la Homeopatía y con su presencia en el mundo universitario. No es nada nuevo pero parece que, tan pronto como se habla bien de la Homeopatía, siempre hay alguien que quiere compensar tanta bondad aportando su granito de escepticismo, adobado muchas veces con grandes cantidades de violencia gratuita, mala educación y descalificación.

Vaya por delante que respeto profundamente a los escépticos –no así a los agitadores que, de malos modos, desprecian e insultan a quienes practicamos la Homeopatía. Creo que es un motivo de agradecimiento la atención que nos prestan y el favor que nos hacen al desmontar una tras otra las teorías con que las homeópatas pretendemos defender y explicar el ignorado funcionamiento de esta terapéutica. Su atención nos hace superarnos, investigar, proponer, revisar e intercambiar experiencias con vistas a dar con el nudo gordiano sobre el que la Homeopatía se sustenta. El único problema que he visto, que veo y que veré es que, en lugar de expresar su opinión y esperar novedades o plantear nuevos retos, lo único que hacen es bombardear la línea de flotación con argumentos repetidos hasta la saciedad, con círculos viciosos de pensamiento, sin esperanza alguna y sin lugar a la explicación salvo la que ellos quieren y según ellos la quieren –como niños caprichosos y soberbios agitados por una pataleta- de un modo nada constructivo sino por el contrario injustamente destructivo.

Pues bien, en medio de esta tormenta de la que he hablado, llegaron a mi correo unos vídeos de YouTube donde se hablaba de la Homeopatía y se revisaban los intentos de explicación y se intentaban nuevos ensayos explicativos y confirmatorios sin éxito. Me permito mostraros los enlaces:

Parte 1: http://www.youtube.com/watch?v=ODyqe4gz7qM&feature=related
Parte 2: http://www.youtube.com/watch?v=568PRXSA-8E&feature=related
Parte 3: http://www.youtube.com/watch?v=zjHUqR9eVRE&feature=related
Parte 4: http://www.youtube.com/watch?v=JNljXvzoTCg&feature=related
Parte 5: http://www.youtube.com/watch?v=OlVrDGz3hj0&feature=related

Me gustaría repasar los argumentos en los que se basan los escépticos, con vistas a comentarlos, más que a rebatirlos.

1.- Se acusa a la Homeopatía de ser anticientífica, ya que una preparación tan diluida como las que se utilizan en Homeopatía, no tiene ni una molécula de la sustancia original, y por tanto, no es sino agua y nada más que agua. Para ello se cita el célebre número de Avogadro, que dice que a partir de cierta dilución no hay moléculas de esta sustancia medicamentosa.

Sobre este punto, me gustaría hacer especial mención al número de Avogadro que viene a decir que a partir de la dilución 24ª decimal ó 12ª centesimal no queda ni una sola molécula del remedio. No sé qué pensarán los escépticos, pero muchos de mis pacientes recuperan la salud con homeopatía sin necesidad de llegar a esas diluciones donde la molécula “no existe”. Es decir, habría que empezar a replantearse si la Homeopatía “funciona” o no a niveles que los escéptico pueden considerar “científicos”. Por ejemplo, muchas dolencias agudas o estacionales se solucionan con pocos gránulos de medicamentos homeopáticos a la 6, 9 ó 12 CH e incluso con simples sales de Schüssler (a la 6DH generalmente).

2.- Se acusa la Homeopatía de que sus bolitas impregnadas de medicamento homeopático son imposibles de distinguir unas de otras, a pesar de que sus remedios sean diferentes, ya que no hay química en ellas y no se pueden diferenciar por medio de análisis químicos.

Sobre este punto, efectivamente parece que no es posible distinguir a qué medicamento corresponde la bolita por medios químicos o analíticos. Sin embargo, creo recordar que alguien consiguió hacerlo por medio de una máquina específica (http://hpathy.com/homeopathy-scientific-research/homeopathic-potencies-identified-by-a-new-magnetic-resonance-method-homeopathy%e2%80%94an-energetic-medicine/). De cualquier manera, debería resultar curioso, al menos para mí lo es, por qué una bolita de un medicamento homeopático en unas personas produce unos síntomas, y otra bolita de otro medicamento diferente, dada a las mismas personas, produce síntomas diferentes, de forma que éste hecho constituye la base de la experimentación de los medicamentos homeopáticos y que llamamos “provings”.

3.- Se acusa a la Homeopatía de que sus efectos no van más allá del placebo en la mayor parte de los casos, siendo por tanto un engaño que sean vendidos como medicamentos unas impregnaciones nada activas farmacéuticamente.

Sobre este punto, ningún escéptico se atreve a decir por qué las bolitas de homeopatía, que producen placebo en los pacientes, sin embargo funcionan con seres vivos que no son dirigibles ni sobornables con placebos, como son los niños, los animales, las plantas y los cultivos celulares. Habría también que preguntarse –como explicó Andrés Bidarte, veterinario homeópata- por qué la Comunidad Europea no permite tratamientos de animales con medicamentos alopáticos en explotaciones ecológicas y, sin embargo “permite” el tratamiento con medicamentos homeopáticos para asegurar lo ecológico del “producto final”.
También conviene tener en cuenta que muchos de los estudios que se han hecho sobre la capacidad curativa de la Homeopatía han sido desechados “por no ser científicos”, cuando lo que se hacía era tratar a la mitad de los pacientes con bolitas de azúcar y a la otra mitad con Homeopatía, siendo los resultados finales claramente favorables a esta última. Como dice el homeópata de los vídeos anteriores (creo que en la parte 4ª): “si con doscientos casos no he conseguido que los escépticos se replanteen su posición, aunque tuviera cuatrocientos pacientes tratados y curados con homeopatía, seguiría siendo imposible hacerlo”.

4.- Se acusa a la Homeopatía de no ser científica en ninguno de sus planos y se acusa a los Homeópatas de embaucar a los pacientes impidiendo, por la credulidad de estos y por la insistencia de aquellos, que reciban un tratamiento médico –alopático- adecuado.

Sobre este punto, me incomoda pensar que además de llamarnos embaucadores, estafadores y mentirosos, pretendan llamarnos asesinos. Aquí hay dos cosas importantes que destacar: el paciente no es tonto, aunque algunos escépticos lo piensen y sabe perfectamente si mejora o no, si el tratamiento hace efecto o no. La segunda cosa es que el paciente es autónomo para hacer su elección y, aunque no les guste a los escépticos, es el único que ostenta LA LIBERTAD de decidir sobre su salud y su futuro. Por lo tanto, si el paciente decide, el escéptico debería callar, al menos en este punto. Si el terapeuta o médico ofrecen una mala praxis, entonces la justicia tiene los medios adecuados para solucionar esta situación.

5.- Se acusa a la Homeopatía de que sus planteamientos teóricos (Fuerza Vital, reactividad, agravación medicamentosa…) tuvieron cabida en una época en la que los conocimientos médicos no habían logrado los avances actuales, y además, de que no pueden ser medidos ni valorados científicamente, ya que quedan a la interpretación del homeópata profesional.

Sobre este punto, ciertamente hay planteamientos teóricos que sostienen la Homeopatía que no pueden ser explicados sino a la luz de las ideas filosóficas, históricas o culturales de la época. Sin embargo, pueden servir para ayudar a entender –como lo han hecho durante más de doscientos años- cómo utilizarla adecuadamente. Por otro lado, no es nada extraño que muchas de las valoraciones queden al entendimiento y experiencia del homeópata, del mismo modo que muchas “habilidades” o “trucos” se aprenden y se transmiten experimentalmente, sin que una explicación verbal pueda hacerla más científica o menos eficaz. Si hay alguna duda, remito al interesado a la teoría de la Medicina Tradicional China.

6.- Se acusa a la Homeopatía de que, al no ser lo científica que se exige, no debería ser admitida en las enseñanzas universitarias, ni siquiera en cualquier enseñanza de carácter oficial y por lo tanto pagada con dinero público.

Sobre este punto, hay que decir que la mayor parte de las veces la enseñanza de la Homeopatía se desenvuelve en locales públicos, universitarios o no, pero que son financiados con el capital de la Institución o la empresa que promueve los cursos y no bajo la financiación del dinero público. Por otra parte, la enseñanza que se ofrece suele ser a los licenciados o titulados en dicha universidad o en universidades similares.

7.- Se acusa a la Homeopatía de ser financiada con dinero de los laboratorios multinacionales, lo que convierte a sus enseñanzas en fruto de un soborno a las instituciones docentes de grado superior, y también a los laboratorios en instigadores de una enseñanza engañosa y falaz.

Sobre este punto, hay que extrañarse de que los escépticos se extrañen de que las empresas “financien” departamentos, estudios o investigaciones universitarias. No regalan nada, pero tampoco sobornan a nadie. Esto se viene haciendo en Estados Unidos y en otros países con grandes inversiones en I+D sin que nadie se rasgue las vestiduras y sin que clamen contra las empresas que “sobornan” a las Universidades para que investiguen. Lo único que hacen es financiar y utilizar los resultados para sus fines empresariales, además de preparar a nuevos investigadores en el campo de acción de la empresa.

8.- Finalmente se demuestra que la Homeopatía no sirve para nada por medio de “suicidios colectivos” llevados a cabo en actos públicos y notorios, mediante la ingestión de un tubo de un medicamento homeopático de alta dilución.

Sobre este punto, me gustaría indicar que tomarse un “tubo entero” de un medicamento homeopático, por ejemplo Arsenicum Album 1M, no tiene por qué provocar la muerte de quien lo ingiera. Seguro que eso no se atreverían a hacerlo con un tubo de OPTALIDÓN o de ADIRO, por ejemplo. Si algún ”suicida antihomeopático” quiere, es posible que experimente los efectos de las medicinas homeopáticas sin necesidad de morir en el intento, como haría si fueran dosis ponderales. Simplemente necesita medicamentos como NUX VOMICA 4CH o LYCOPODIUM 4CH o ALUMINA 4CH tomados diariamente durante una semana. No morirá por ello, pero tendrá tiempo suficiente para experimentar los “efectos” de las medicinas homeopáticas.

Por último, hay algo que me gustaría destacar  y que PETER SCHMIDT BUBATH, presidente de la AEPH, dijo hace tiempo: las aseguradoras de salud, en Alemania y en los países donde la Homeopatía se ofrece como servicio de salud a través de estas entidades privadas, prefieren a los pacientes que se tratan con Homeopatía, ya que enferman menos, se cuidan más y gozan de mejor salud (www.aeph.es). Si esto no es suficiente, no sé qué puede serlo. Pero además, finalmente, los escépticos vienen “exigiendo” que no se financie las medicinas homeopáticas con el dinero de sus impuestos y lo gritan a los cuatro vientos y hay medios que les dan amparo. Es curioso que haya más de 60.000 firmas de pacientes a favor de la Homeopatía y sólo 3.000 a favor de los escépticos. Ustedes que son de ciencias hagan cuentas y decidan cuánto es el dinero que deben devolver a los que usan la Homeopatía.

Creo que la Homeopatía funciona; creo que ayuda a sanar a las personas; creo que tiene capacidad para sanar no solo el cuerpo y sus dolencias, sino la mente y sus círculos viciosos. Creo que la Homeopatía es un sistema completo terapéutico y me obstino en practicarlo y demostrarlo a todo aquel que lo quiera probar. Creo que no puedo explicar cómo trabaja la Homeopatía, pero sé seguro que las enseñanzas de Hahnneman y de todos los que le han seguido, nos han aclarado el sistema en que debemos actuar, seleccionar, dosificar y valorar.

No puedo despreciar –como antes ya he dicho- a los escépticos, sino al contrario los aprecio en lo que valen y además tengo buenos amigos escépticos, aquí y en el extranjero. Simplemente digo que, cuando desprecian, aniquilan, destruyen, difaman la Homeopatía basándose en silogismos “científicos” pierden una de las características más importantes en el ser humano: la confianza. No es la Homeopatía una cuestión de fe y nunca lo ha sido, como se obstinan en propagar, es simplemente una cuestión de probar, conocer y experimentar, sacando conclusiones a posteriori y no marcándola con el estigma de sus prejuicios.

Si tengo que elegir entre escepticismo y humanidad;
si tengo que elegir entre ciencia y humanidad;
si tengo que elegir entre religión y humanidad;
si tengo que elegir entre medicina y humanidad;
si tengo que elegir:
ME QUEDO CON LA HUMANIDAD,
ME QUEDO CON EL HOMBRE.