Publicado en el Foro de Salud Natural de Casa Pía (http://www.casapia.com/foro ) el día 20 de octubre de 2007
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Me gustaría poder explicar cuál es mi visión sobre la misión de los terapeutas, especialmente terapeutas que no necesitan tocar al paciente, en foros como éste.
Desde mi punto de vista, homeopático especialmente, entiendo que debemos analizar tres puntos:
- La enfermedad
- El enfermo
- La técnica empleada
Con respecto a la enfermedad, creo que todos los que colaboramos en esta clase de foros partimos de la misma base: que el ser humano es un todo que no podemos descomponer a la hora de tratar sus dolencias. Por ello, cuando una persona enferma, no enferma sólo un órgano, sino que enferma también todo su cuerpo como una globalidad y toda su mente (llamémosla así) con todo lo que contiene de espiritual y emocional.
Con respecto al enfermo, creo que es la razón principal de nuestra misión y no una fuente de ingresos con la que nutrirnos. Ahora bien, es evidente que todo trabajo conlleva una compensación por el esfuerzo (como decían los latinos: “Primum vivere, deinde philosophare” -Primero vivir, después filosofar-). Generalmente cuando las personas enfermamos, es porque se ha producido un desequilibrio en nuestros sistemas, en nuestro organismo. Este desequilibrio pasa por tres fases:
Una, sensitiva.
La persona percibe una serie de sensaciones que le avisan de que no todo va bien, de que no todo está bien, aunque no se plasme en problemas orgánicos.
Dos, funcional.
De continuar esas sensaciones, y si el enfermo no les presta atención y trata de corregir esos desequilibrios, entonces los distintos órganos empiezan a acumular desequilibrio: unos hipofuncionan y otros hiperfuncionan, con lo que el desequilibrio orgánico está ya servido.
Tres, orgánico.
Si tras toda esta serie de disfunciones y de síntomas un poco más intensos, pudiendo llegar hasta crisis concretas, el enfermo no solventa el desequilibrio, entonces se produce la inacción, el deterioro o la degeneración del órgano más débil en ese desequilibrio.
No sé si os habéis fijado en que en los tres casos he mencionado al enfermo como responsable de la curación. Lo creo firmemente. Si el enfermo no quiere curarse, poco podrá hacer el terapeuta o el médico o a quien acuda el enfermo.
Con respecto a la homeopatía, se basa principalmente en la recopilación de síntomas de todos los aspectos de la persona, desde los emocionales, hasta los deseos y aversiones, pasando por los puramente orgánicos. Tras este análisis, se buscan los síntomas más indicativos y se procede a buscar el remedio adecuado. Una vez seleccionado el remedio, se comprueban los síntomas con la materia médica, que es la recopilación de todos los síntomas repetidos que producen las medicinas. Nos enorgullecemos de decir que la homeopatía es la terapéutica que más individualiza al paciente, pues le da aquella medicina que contempla como un todo aquellos síntomas que presenta el paciente. Sin embargo, nos olvidamos de decir que en muchas ocasiones, la homeopatía contempla no todos los síntomas, sino que, como son las patologías agudas, también utilizamos dos o tres síntomas para prescribir.
Una vez dicho esto, paso a exponer cuál es mi idea de la misión de un terapeuta en un foro.
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Creo que nuestra misión principal es INFORMAR, esto es, decir la verdad de lo que hemos estudiado, hemos aprendido y hemos comprobado –esto último si es posible-; creo que no tenemos que tener miedo de informar, de dar toda la información de la que dispongamos, pues al fin y al cabo, casi todo está disponible en internet, y es preferible que nosotros la presentemos a la luz de nuestra experiencia y de nuestros conocimientos como un todo, a que las personas cojan de aquí y de allá y al final terminen automedicándose con pegamento.
En segundo lugar, nuestra misión es una misión de BUENA VOLUNTAD. No tenemos que decir lo que no queremos decir, ni lo que algunos pacientes nos insisten en que digamos, ni siquiera lo que no sabemos. Se trata de ponernos a disposición de las personas con nuestro bagaje de conocimientos y experiencia, con nuestra personalidad y nuestro carácter, con nuestra buena disposición y con una finalidad por encima de las demás: Ayudar.
En tercer lugar, a esta buena voluntad hay que añadirle el verdadero deseo de ser útil. Este deseo de ser útil yo lo llamé HACER LO MEJOR QUE SABEMOS Y DEL MEJOR MODO POSIBLE. No se trata de ser el mejor, ni el más rápido ni el más querido ni nada de eso. Se trata de que cada uno tiene un potencial de posibilidades terapéuticas en sus manos y se trata de no escatimar, de no hablar por hablar, de no ser mezquino ni con lo que decimos ni con los que desean aprender.
[…] “Más allá de esto no depende de nosotros, sino del entendedor”.
Creo firmemente en la libertad de las personas para decidir su suerte: buena o mala, correcta o equivocada. Entiendo mi misión como la de explicar lo que sé, de la mejor manera que sé y para un fin que me guía: que vivan y que vivan lo más felices y lo más sanos posible.
Cuando se me dice que hay temas sobre los que es mejor no explayarse; que hay cosas que es mejor no mencionar; que hay dosificaciones que no conviene citar; técnicas que no conviene dejar en las cabezas de las personas que nos leen; entonces, siempre algo se agita en mi interior: “Ellos deben saber”. Porque si saben, podrán elegir lo que más les convenga a cada momento o podrán valorar la gravedad de su dolencia, o se animarán a seguir un consejo y visitar a un terapeuta, que no necesariamente he de ser yo mismo.
Creo que uno de nuestros deberes es que las personas sepan y, si podemos aconsejarles, ayudarles, darles ese consejo o lo que necesitan, pues mejor todavía.
En mi caso, cito muchas veces medicinas homeopáticas, dosis, frecuencias, y no me da ningún miedo. Cuanto más confío en las personas, más confían ellas en mí. Si tienen dudas, es seguro que preguntarán antes de meterse en algo que no han entendido. Si les ocurre algún despiste y se equivocan, seguro que consultarán con alguien del foro y podremos ayudarles. Si tienen una agravación, sabrán que esto no es un juego y que lo que les ha pasado es un suave aviso de lo que no deben hacer y que generalmente no les hará ningún daño, por la duración, por el efecto de la homeopatía y sobre todo, porque hay que ser muy ciego, tonto y descerebrado para tomar algo que te produce molestias y seguirlo tomando hasta reventar. Creo que las personas que llegan hasta este foro son muchísimo más inteligentes de lo podamos pensar.
Otra cosa es que la molestia, el deseo de salir del bache, la ansiedad, la angustia, la desesperación les empuje a tomar algo como solución última. Perdonadme pero sigo considerando que si nos ganamos la confianza –con nuestra buena voluntad, con nuestro buen hacer, con nuestra profesionalidad- ellos consultarán antes de hacer algo y sabrán que pueden contar con nosotros.
También hay que tener en cuenta la disponibilidad de tiempo de los terapeutas.
No todos disponemos de tiempo, ni para escribir, ni para prescribir, ni siquiera muchas veces –como me pasa a mí- ni para leer los mensajes. Nadie está obligado a nada, excepto que, si uno asume la responsabilidad de aceptar a un paciente del foro, debe continuar en tanto en cuanto sus posibilidades y sus capacidades se lo permitan. Esto no es fácil y, en muchos casos, ni siquiera aconsejable, pues suele dar más quebraderos de cabeza y más consumo de tiempo del que pensamos al aceptarlo. Debo decir que los casos más difíciles que he tenido han sido los que he seguido online. No por ser online o por no poder ver al paciente o... sino porque cuando alguien te consulta por internet, suele estar ya quemado con las otras terapias, especialmente las oficiales y demanda de ti un éxito que las otras terapias no han conseguido.
¿Cómo hacer nuestra labor y no morir en el intento? Creo que nuestro sentido común está bastante agudizado por nuestra experiencia. Simplemente decir la verdad: que yo no sé hacerlo, que no puedo hacerlo, que no tengo tiempo, que hay otros medios y otros profesionales más cualificados. Nada de esto nos hará perder la confianza de las personas y, por el contrario, nos agradecerán siempre nuestra sinceridad.
Finalmente, tampoco somos dioses ni los mejores terapeutas del mundo mundial. Somos lo que somos, con nuestros conocimientos y nuestras zonas negras. También tenemos ángulos muertos. No es nuestra misión acertar a la primera o simplemente acertar. Se trata de intentar ayudar con buena fe. Si fallamos, no pasa absolutamente nada, siempre que no hayamos prometido acertar a la primera, claro.
Saludos cordiales y homeopáticos
Andrés
http://www.casapia.com/foro/viewtopic.php?t=7383&highlight=sexo+angeles
Hola Andrés, aunque ya había leído esta estupenda reflexión, la falta de tiempo me había impedido hacer un comentario: TOTALMENTE DE ACUERDO CONTIGO.
ResponderEliminarPienso y, esa siempre ha sido mi manera de actuar en los foros, en los cuales he tenido el gusto y placer de estar, que nuestra mayor misión es precisamente dar respuestas claras a quienes nos consultan.
Estoy plenamente de acuerdo contigo, en que la decisión de hacer y/o dejar de hacer, es de quien lee, no de quien escribe, más en un medio virtual, al cual el acceso es por propia voluntad.
En un foro de terapias, el norte es ayudar, brindar información importante y que pueda, por qué no, dar soluciones.
Nunca he podido entender, que se nos quiera coartar el libre derecho que tenemos de dar de cuanto sabemos, con frases como: cuidado, hay que ser cautos con lo que se escribe, no debemos ser tan explicitos... etc.
Estamos dentro de terapias que dan vida, dan soluciones, dan alivio, dan muchisimas cosas... por qué tenemos que guardarlas? o lo que es peor, por qué tenemos que rodearlas de un halo de misterio o de miedo?
Me encanta conocer gente como tu, profesional, apasionadamente entregado a lo que sabe y conoce, dispuesto a dar aunque no le pregunten, cuantas lecciones vamos recibiendo de tu persona.
Un abrazo Andrés y continua enseñándonos, continua abiertamente dando respuestas a las inquietudes que te planteamos.
Hola, Aylle:
ResponderEliminarComo siempre, muchas gracias por tu participación y, sobre todo, por tus palabras siempre tan animosas y positivas.
Cuando escribí eso, realmente lo que quería expresar es que no debemos ser secretivos, ni gremialistas, ni pensar que las personas que nos leen son estúpidas o ineptas. Para eso ya tenemos la vida diaria con sus luces y sus sombras.
No voy a analizar aquí el porqué de la actitud de muchos pacientes, pero sería interesante reflexionar por qué las personas buscan un espacio en el que comentar sus desesperanzas, sus desconfianzas o sus temores. ¿Por qué no pueden hacerlo cara a cara con su médico, con su homeópata o su terapeuta? ¿Qué ocurre para que no lo haga?
Desde mi punto de vista, cualquier persona necesita saber, conocer el alcance de lo que le ocurre y la manera en que cada terapia puede intentar ayudarle a sanar.
Si les hurtamos esa información, las personas desconfían, porque el terapeuta se arroga el papel de curar, mientras que si les informamos y nos ponemos al nivel de la persona que padece, lo único que podemos hacerles es bien: bien para descubri su problema, bien para buscar la solución, bien para establecer un compromiso del paciente con su curación, bien para que el paciente asuma su responsabilidad como enfermo, bien... para todo. Pero especialmente bien para nosotros, no porque demostremos toda nuestra sabiduría, sino para demostrar toda la humildad de que disponemos para ser meros instrumentos en el arte de sanar. No somos dioses, simplemente humanos; no somos héroes, simplemente personas; no somos estrellas, sólo ayudas en el camino de cada uno.
Cuando un paciente llega a tu consulta, no hay que pensar que es un éxito el haber logrado un paciente más, sino pensar y creer que la vida lo ha traído a tu puerta porque los dos tenemos algo que aprender el uno del otro.
En fin, como ya he dicho multitud de veces: no me gustan los secretos ni las medias verdades.
Mientras pueda decir lo que creo y pienso, adelante. Cuando no pueda, pues a otra cosa, mariposa!
Perdona el rollo, pero es que se me calienta la tecla.
Besos homeopáticos
Andrés