domingo, 11 de enero de 2009

Una reflexión del Dr. Paschero

Hace tiempo que descubrí este texto y, siempre que lo leo, me emociona de algún modo. Siempre he defendido que la Homeopatía es una terapia que funciona, incluso rayando el milagro, en situaciones patológicas impensables. Pero también he dicho que no hay medicina maravillosa, si el paciente no coopera y participa de su curación. No es un problema de "creer" en la Homeopatía -como algunos insisten en repetir y en promover-, es una pura cuestión de participa activamente en el proceso curativo.

Finalmente, también se habla en el texto de "la supresión", palabra de hondo calado en los homeópatas y que, junto con la palabra "antidotar", es una de las bestias negras de nosotros terapeutas. Creo que se le ha dado más importancia de la que realmente tiene y se la ha temido más de lo que se debería. Sin embargo, siempre lo prudente es saber que existe y evitar que se produzca. Mas allá de eso, "mata más el miedo" que dijo Paracelso.

Este texto pertenece al Dr. Paschero, insigne homeópata argentino, que fue una de la mayores glorias modernas de la homeopatía, por su dignidad, conocimiento y dedicación. Creo que nadie podría haber dicho lo que sigue en menor número de palabras y con tanto acierto.

"Si con el tratamiento el enfermo no ha cambiado su actitud vital, si no ha comprendido que no es la vida, la familia, las circunstancias, lo que debe cambiar, sino él personalmente; si no ha crecido y desarrollado hacia la adultez responsable abandonando así quejas, reproches, y pautas infantiles de conducta que lo hacen egoísta, dependiente, pasivo, necesitado de protección y amparo, o manifiesta un afán de poder, de prepotencia, de hegemonía sobre todos, en actitud competitiva de protesta y agresión y no ha superado sus miedos, fobias, odios, sentimientos de culpa o cualquier posición que revele una actitud vital errada en su autismo y no se ha abierto en cualquier grado a la vida en plenitud, no se está curando, aunque hayan desaparecido los síntomas por los cuales acudió a la consulta. Esto es una supresión de los síntomas pero no una
curación del enfermo. Por el contrario, si su actividad vital es la apertura y elevación de su nivel de conciencia, que le permite desplegar su capacidad de inteligencia y afectividad en el crecimiento de sí mismo como centro y foco del amor al prójimo y en actividad creativa de servicio que lo hace vivir la felicidad del otro como propia, mostrando en mayor o menor grado, que se ha liberado del bloqueo de sus síntomas mentales negativos para vivir su verdadera identidad en actitud positiva de apertura al mundo, entonces, recién entonces, se está curando, aunque no hayan desaparecido los síntomas e incluso aparezcan síntomas anteriores. Porque en esta apertura hacia los demás está cumpliendo con la ley de curación que le devuelve la plenitud, identificándose en ella y con ella"

(Congreso de la Escuela Médica Homeopática Argentina, noviembre 1980).
Extraído de Eizayaga, F. Tratado de Medicina Homeopática. Buenos Aires, Marecel, 1991

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