lunes, 16 de febrero de 2009

Nutrición y Dietética en la Consulta de Homeopatía (2)

5. La nutrición en la consulta homeopática
Como ya he dicho en la Introducción, las normas de nutrición y dietética, así como los síntomas de deseos y aversiones alimentarias están más que comprobados y sobre todo aconsejados en los maestros de la Homeopatía. En cada caso y en cada página de terapéutica homeopática, cuando además de los síntomas, subyacía una patología conocida y por tanto diagnosticada o diagnosticable, el homeópata añadía unas mínimas normas dietéticas para favorecer y potenciar los efectos de la medicación homeopática.

“El enfermo que tiene diabetes y desea cuidarse, puede curarse o vivir mucho con su enfermedad, aminorando sus consecuencias mediante una higiene conveniente y el uso de medicamentos homeopáticos apropiados. Es preciso ante todo y en absoluto renunciar a todos los alimentos y bebidas que contengan azúcar o fécula; el pan que debe comer es el de gluten, o en su defecto, cortezas de pan tostadas; y el agua ha de ser minero-medicinal, como la de Vichy, la de Vals, la de Mondáriz, la de Marmolejo o la de Sobrón; huirá todo lo posible de beber el agua natural. Los alimentos que ha de tomar son: carnes asadas, pescados, legumbres verdes, ensaladas, sustancias grasas y aceitosas, compotas de peras y ciruelas, arroz y huevos. No se echarán especias ni azúcar a los alimentos, y sí solo un poco de bicarbonato de sosa. Por las mañanas pueden tomar los enfermeos leche con café, pero sin azúcar, con pan duro que tenga ya dos días…”[1]

En la actualidad, los homeópatas están a caballo (por no decir en el arroyo) situados entre los médicos alópatas y los naturópatas. No son creídos por los primeros porque su falta de pruebas científicas en la aplicación de las medicinas y no son aceptados por los segundos por el uso de productos que producen agravación y que no son naturales (en tanto en cuanto han sido macerados, diluidos, sucusionados e impregnados).

Sin embargo, los homeópatas nos sentimos en un terreno donde podemos aprovechar todo cuanto la investigación nos brinda y ampliar las potencialidades curativas de nuestros remedios con la fuerza de otras sustancias, alimentos, complementos nutricionales o suplementos fitominerales.

Generalmente, a la consulta acuden todo tipo de pacientes con todo tipo de afecciones. Lo primero que hacemos, como ya hemos señalado, es llevar a cabo el interrogatorio, para posteriormente seleccionar el remedio. En gran multitud de casos el problema no es puntual, es decir, que ha surgido de la nada y que nadie sabe cómo ha sido. Al contrario, muchos pacientes acuden a la consulta aquejados de problemas que hunden sus raíces en el embarazo, en el parto, o en la infancia. Es desde estos aspectos desde los que se tratan dichas afecciones. La Homeopatía tratará a estas personas con un medicamento homeopático que llamamos Constitucional, es decir, que cubre sus problemas de desarrollo, absorción o aprovechamiento de los alimentos. Curiosamente hay toda una tipología importante de las personas en función de su aspecto físico, de su rostro o de sus manos. Siendo la homeopatía una terapéutica basada en la experiencia, debo decir que difícilmente se equivoca a la hora de señalar dichas constituciones.

La homeopatía trata en estos casos en primer lugar los síntomas más agudos y severos del paciente, para posteriormente ir tratando su constitución, lo que hará que la persona resuelva su desequilibrio vital y, aunque no cambie de aspecto o de apariencia física, que orgánicamente supere dicho desequilibrio.

Es decir, si una persona ha nacido escrofuloso, excesivamente delgado, con tejidos laxos o con cualquier otro síntoma físico original, la homeopatía nunca cambiará su aspecto ni hará de esa persona un gordito simpático, ni mucho menos hará de él un culturista campeón del mundo. Lo que la homeopatía hará será ayudar a que el organismo supere esos desequilibrios originales que son los que provocan la enfermedad o la tendencia a enfermar en el paciente. Seguirá siendo un flaco serio o un gordito divertido, pero su tendencia o déficit orgánico vital se verá mejorado o impulsado para que no ceda a los desequilibrios de su fisiología y genética.

5.1.- Enfoque homeopático general de los problemas nutricionales
Como he dicho, la homeopatía trata los problemas nutricionales por medio de remedios constitucionales. Hay un gran número de remedios constitucionales, ya que como también hemos dicho, la homeopatía busca la individualización y eso impide que se intente catalogar al máximo a los pacientes en grupos reactivos.

Como también he dicho, se tratará en primer lugar los desequilibrios más agudos o los síntomas más patológicos del paciente. Estos síntomas se suelen tratar con dosis repetidas y frecuentes de los diferentes remedios seleccionados o de un único remedio.

Tras esto, aunque a veces también en conjunción, se suele prescribir al paciente un medicamento propio de su constitución para tomar esporádicamente y en dilución creciente. Por ejemplo, se empezará con una dosis semanal para ir escalando diluciones y pasar a dosis quincenales o incluso a dosis mensuales. Durante el tiempo que dure la medicación se observará la evolución de todos los síntomas y en virtud de esta se modificará la repetición y la dosis.

Para la selección de dicho remedio o remedios se suele atender a tres conceptos:
Constitución, Diátesis y Temperamento.[2]

La Constitución se basa en la construcción del ser humano. Es morfológico y se apoya en un primer análisis de tipo osteoarticular. Sería una forma de situar al hombre en el espacio.

La Diátesis integra las donaciones de la patología de cada individuo con una anamnesis que se remonta a las líneas familiares. Permite prever futuras evoluciones patológicas. No juega un rol predictivo, sino que da a la homeopatía un papel no sólo curativo sino preventivo. Sitúa al hombre en el tiempo.

El Temperamento es nuestro tercer parámetro. Heredero de los cuatro temperamentos hipocráticos, aporta su toque caracteriológico, psicológico que se expresa a través de la patogenesia de nuestros más grandes medicamentos.

5.2.- Medicamentos homeopáticos de uso frecuente en problemas de nutrición
Los medicamentos homeopáticos más importantes según el criterio de Constitución se pueden clasificar en tres tipos:

Los Carbónicos (pesados, obesos, pequeños gorditos). Son muy resistentes

Los Fosfóricos (delgados, finos, esbeltos, los grandes magros). Son frágiles, se descompensan y recuperan fácilmente.

Los Fluóricos (hiperlaxos, pequeños o grandes, pero desquilibrados mecánica y psicológicamente) Construidos de través son víctimas de frecuentes subluxaciones vertebrales y son la fortuna de los quiroprácticos.

Estas tres constituciones son origen de mezclas entre las constituciones y favorecen la aparición de tipos mixtos como los Fosfórico-carbónicos o los Fluoro carbónicos. En estos casos, lo importante será ver la dominancia constitucional para ajustar la medicina y las pautas dietéticas.

Para la constitución carbónica son los más indicados Sulphur, Calcarea Carbonica y Baryta Carbonica.

Para la constitución fosfórica los más indicados son: Phosphorus, Calcarea Phosphorica, Natrum Muriaticum y Arsenicum.

Para la constitución fluórica los más indicados son: Nux Vomica, Argentum Nitricum, Kali Bichromicum y Luesinum.

Los medicamentos homeopáticos más importantes según el criterio de Diátesis se pueden clasificar en cuatro tipos:

Sicóticos: remedios como Thuja, Staphysagria, Natrum Sulphuricum y Selenium.
Luéticos,
Tuberculínicos: Iodum, Ignatia y Pulsatilla
Psóricos: Psorinum, Sulphur, Lycopodium, Petroleum y Graphites.

Los medicamentos homeopáticos más importantes según el criterio de Temperamento se pueden clasificar en tres tipos:
Sanguíneo: Aurum, Lachesis
Bilioso: Lycopodium, Sepia
Nervioso: Argentum Nitricum, Ignatia
Linfático: Graphites, Baryta Carbonica, Nux Moschata

Para la consulta de las distintas características de cada medicamento, remito a las Materias Medicas más usadas pues reproducir dichas características aquí, aumentaría enormemente el espacio dedicado a la homeopatía y decrecería el más importante en este trabajo que es el de la nutrición y dietética.

[1] Bruckner, Th; Álvarez, P; Diccionario terapéutico homeopático. Madrid , Miraguano Ediciones, 1996, 846 pags. Es reproducción de la séptima edición española de 1909. La primera edición fue de 1874
[2] Vid. Tetau, Max. Traite de Dietetique Homeopatique. Paris, Editions Similla, 1988, pag. 115 y ss

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