1.- INTRODUCCIÓN
Hace ya mucho tiempo que la homeopatía ha sido centro de debates, no sólo por las peculiaridades de sus técnicas y remedios sino también por la falta de demostraciones científicas que avalen sus innumerables y potentes posibilidades terapéuticas. No sólo es objeto de crítica por parte de los médicos formados en las Universidades –denominados alópatas en la terminología homeopática- sino también por todo tipo de escépticos que no son capaces de ir más allá de lo que las pruebas o técnicas científicas nos ofrecen.
Se dice que la homeopatía no soporta el método del doble o triple ciego y por lo tanto eso la hace incomparable y por ello desaconsejable para cualquiera que viva en el mundo moderno de hoy. Para nada se tienen en cuenta todas las publicaciones con la casuística, remedios empleados, fallos, aciertos, interacciones y resultados publicados desde que, en el siglo XIX, Samuel Hahnemann descubriera y bautizara sus técnicas y terapéuticas bajo el nombre de HOMEOPATÍA.
Se acusa a la homeopatía de que vende agua pues se acude al célebre número de Avogrado para discutir que sus diluciones tengan alguna molécula de medicina y por ello alguna influencia en el paciente o en la enfermedad fuera del efecto placebo.
El caso es que, con todos estos inconvenientes como punto de partida, comencé a estudiar homeopatía en el año 2003 y enseguida me cautivó por sus posibilidades, su suavidad, su profundidad y, sobre todo, porque era el hombre, el paciente, el centro de la medicina y no la medicina o las técnicas en sí. En 2005 abrí mi propia consulta con la idea de poder seguir practicando, experimentando, aprendiendo y sobre todo, ayudando a las personas que sufren.
Tras aciertos sorprendentes incluso para mí y fracasos estrepitosos en situaciones que cualquier naturópata habría resuelto con los ojos cerrados, me di cuenta de que la salud de las personas se fundamenta en muchos pilares, pilares cuyos conocimientos el terapeuta debe manejar con cierta soltura e ir desarrollando e intimando a lo largo de su práctica.
Fue por ello por lo que empecé a participar en foros de Internet donde la homeopatía era el tema principal. He participado en los foros digitales más importantes, debatiendo y aprendiendo de personas más experimentadas. He puesto en práctica muchos de sus consejos y he aprendido muchas y nuevas visiones del arte de curar. Pero fue en un foro con sede en PAKISTÁN, el foro del Dr. Akram donde me vino la idea de complementar mis estudios ya terminados con estudios profundos de Nutrición y Dietética.
Desde ese momento no he dejado de maravillarme de la visión amplia y sabia de Samuel Hahnemann cuando aconsejaba a los médicos de la época que le seguían que pusieran énfasis en aspectos que nunca antes se habían tratado, aspectos de dietas, alimentos deseados y aversiones, efectos de los alimentos sobre los remedios homeopáticos y efectos de las conductas alimentarias de los pacientes.
Esto fue estudiado con acierto y cuidado por muchos de sus seguidores posteriores en este y al otro lado del Atlántico con resultados y publicaciones que hoy todavía agradecemos los actuales terapeutas.
Finalmente contacté con un médico en la India, el Dr. Chetna Sukla, que defendía la tesis del “Similimum” dietético o, lo que es lo mismo, el uso de los alimentos como medicina homeopática. Me puse en contacto con él y, ayudado por sus libros, creo que puedo, ahora y aquí presentar las posibilidades que en la consulta homeopática tiene la dietética, no como algo aislado, especial y ajeno, sino como algo en lo que basar buena parte de nuestros esfuerzos con el fin de ayudar al enfermo a recuperar su salud lo antes y lo mejor posible, sin sufrir la iatrogenia o los efectos secundarios de tantas y tantas medicinas alopáticas como hoy en día son recetadas y ofrecidas a la población sufriente.
2. OBJETIVOS
2.1 Objetivos generales
Dentro de los objetivos que me propongo con este trabajo está el de mostrar la anticipación con que la Homeopatía adoptó normas de carácter nutricional y dietético a la hora de tratar a los pacientes, manteniendo en todo momento una visión totalizadora y holística de la realidad del enfermo. Se puede acusar a estas normas de no ser acertadas en su totalidad por la demostración científica actual, pero no se podrá negar su capacidad observadora y su buen tino en la mayoría de los tratamientos.
Otro de los objetivos que se pretende con este proyecto es el de animar a los que empiezan o a los profesionales ya instalados a que utilicen la gran cantidad de recursos que la nutrición y la dietética plantean para tratar a sus pacientes, ya que el uso de estas normas, aunque sean mínimas, ampliará y hará más rápida y profunda la curación de los pacientes y, lo que es mas, impedirá que el paciente recaiga en sus desequilibrios, ayudando de ese modo no sólo desde un punto terapéutico, sino también desde un punto de vista didáctico.
2.2 Objetivos específicos
Por lo que respecta a los objetivos específicos, me gustaría señalar dos en concreto: el aprovechamiento de las investigaciones y métodos, especialmente éstos, de la dieta de la Zona para fortalecer los tratamientos terapéuticos y como forma fácil de poner en práctica y, como ya he expresado antes, para ayudar a la efectividad de la medicina homeopática; y el segundo, la posibilidad de ampliar las capacidades de la dieta haciendo que los alimentos sean en primer lugar no sólo fuente de energía, sino también fuente de curación –tal y como propugnaba Hipócrates- y que la medicina homeopática sea simplemente un refuerzo y una ayuda para que el paciente cure con naturalidad.
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